A veces hay que perderlo todo.
Actualizado: 29 jun 2021
Me liberé cuando las ataduras
me hacían sangrar las ilusiones
y desprendían de mí la poca esperanza
que aún conservaba.
Nunca he entendido porqué los corazones nobles
son los más heridos;
son como una flor
que nace de una grieta en medio de la acera
y que todo mundo pisa,
pero esta renace una y otra vez
hasta que alguien la arranca.
Eso es
lo que las personas hacen
con lo único que vale realmente la pena:
destruir las esencias,
transformar la bondad en un puñado de vidrios rotos
hasta que no queda más que apretar el puño
en un último intento de valentía
y levantarlo
pero ya no en señal de silencio.
